El alcohol en exceso: un mal silencioso que afecta a la sociedad

Es sabido que la ingesta de bebidas alcohólicas en medidas que exceden los límites de tolerancia arrojados por parámetros científicos de acuerdo a análisis y estudios de campo, no solo afectan directamente a los bebedores, sino que resultan potencialmente perjudiciales para el resto de la sociedad, cuando está resuelta expuesta directa o indirectamente a la acción u omisión de individuos disminuidos temporalmente.

Si partimos de premisas falsas o caemos en la intolerancia, el flagelo del alcohol seguirá cerniéndose como enemigo de la seguridad pública, toda vez que cada individuo que pierde el control de sus actos se convierte en virtual enemigo de sus pares.

El alcoholismo, está demostrado,es una enfermedad, y como tal hay que enfocarla. Para ello hacen falta políticas adecuadas de detección, tratamiento y concientización para el enfermo y el entorno familiar que lo rodea. La temporada es$val es un el reflejo de la situación planteada. Los peligros de manejar luego de ingerir alcohol se manifiestan principalmente en las rutas que conducen a las zonas balnearias, donde la intensifcación de los controles de alcoholemia masivo un decrecimiento de los accidente carreteros.La baja de conductores alcoholizados –que no puede tomarse como guía referente general, pues el consumo de alcohol aumento considerablemente los últimos años fuera de las zonas de control- se imputa, desde las esferas oficiales, a la acción desplegada por médicos legistas, con apoyo de la policía de tránsito, que “en los últimos dos veranos no detectaron conductores alcoholizado”.La adecuada formulación de políticas de largo aliento que concienticen y reeduquen, sin olvidar la estricta aplicación de los códigos en vigencia, ayudaría a dar forma a un programa preventivo que atendiera a las necesidades de la población que, como queda dicho, sufre a veces los efectos del alcohol cuando sube a un medio de transporte y el conductor no goza de integridad en el ejercicio pleno de uso facultades o cuando topa, en calles de barrio, con la actitud irresponsable de algún particular con “algunas copas de más”. De esta manera, los logros alcanzados en las rutas del verano merecerían ser festejados en su integralidad, aunque sin brindis letales ni cocteles sin regreso.