Joaquín Martínez fue encontrado sin vida y con signos de golpes en una plaza del barrio porteño de Palermo, a pocas cuadras de su vivienda.El joven de nacionalidad paraguaya tenía 21 años y el jueves, tras salir de su casa para ir a la facultad, murió sentado en el piso, debajo de un árbol, de la plaza Unidad Latinoamericana, ubicada en la intersección de Av. Medrano y Costa Rica.
El drama de Sara y de Joaquín Cesar Martínez empezó el martes pasado cuando desapareció la adolescente, de 14 años. La angustia y la búsqueda que se multiplicó en las redes sociales duró solo algunas horas. La encontraron sana y salva, pero dos días después recibieron otro golpe que involucraba a su hermano.
El joven, de 21 años, salió de su casa para ir al profesorado, pero lo encontraron esa misma noche muerto en una plaza de Palermo, en Medrano y Costa Rica.
Los padres de Joaquín recibieron la noticia una hora después de que el chico se hubiera ido a estudiar. Cuando llegaron al lugar la policía ya estaba levantando el cuerpo y lo reconocieron por las zapatillas que llevaba puestas. Lo habían encontrado debajo de un árbol con un golpe en la cabeza.
Aunque la primera hipótesis fue que había sido víctima de un asalto, la familia sospecha que algo más ocurrió. Por eso, piden que se investigue y buscan testigos. “Lo llevaron a la guardia, no encontraron ningún tipo de droga, si tenía alcohol en sangre”, indicó la madre a los medios y añadió: “No nos dan más información. Estamos desesperados”.
Un dato que sumó más interrogantes a la investigación fue una pintada que la víctima había dejado en la pared de su casa antes del fatal desenlace.
“Este soy yo, quiero volver a casa, usted debe saberlo”, escribió en inglés. La frase, por ahora, no tiene ninguna explicación. “Joaquín no consumía drogas, no le gustaba ir a boliches, era muy puntual cuando iba al profesorado, no salía ni un minuto antes, ni uno después”, sostuvo su mamá.