Agustina Peralta, actriz, comediante y mamá de dos niños, presentó una demanda por violencia obstétrica luego del parto de su segunda hija: busca que todos los involucrados lleguen a un juicio que no tiene precedentes en el país.
En su primer parto, Agustina había tenido una mala experiencia. Para el segundo, se enteró que existía una ley de parto respetado. “En ese momento, una partera me dijo que podía hacer un plan de parto, que es una nota que se envía a la clínica en donde uno informa cómo quiere que sea el parto. Siempre y cuando no corra riesgo tu vida o la del bebé, ellos deben acatarlo”, explicó Agustina a Infobae, que dio a conocer el caso.
La nota que presentó en la neonatología de la clínica del barrio de Palermo decía que si la beba respiraba de manera independiente quería que la pusieran en su pecho, que en el parto bajaran las luces, que hubiera silencio y que sólo estuviera la gente imprescindible. La jefa de neonatología la llamó por teléfono. Le dijo que conocía la ley pero que ellos no hacían partos humanizados. “Existía una ley pero ellos me estaban diciendo ‘acá adentro no hay más ley que la nuestra’. Era como si su derecho de no ser molestados fuera más importantes que los derechos de mi hija”, dijo la mujer.
Agustina denunció que el día del parto nada de lo que había pedido pasó y tanto ella como su beba fueron maltratadas. Milagros nació sin complicaciones pero no se la pusieron en el pecho. Una hora y 10 minutos después, seguía sin haberla visto. “Cuando fuimos a reclamar, la trajeron. Estaba dormida, bañada, aspirada y ya la habían pinchado. Al rato vomitó algo blanco y me di cuenta de que le habían dado leche de fórmula. Absolutamente todo lo contrario de lo que yo había pedido”, contó la mujer.
Al segundo día, hubo otro episodio. Agustina fue a la nurserya buscar a su beba. “Había un montón de bebés llorando, algunos estaban desnudos, mientras que las que tenían que cuidarlos estaban llenando planillas. Pregunté qué pasaba y me trataron muy mal. Y al final una dijo ‘dásela’, así despectivamente”, contó la mujer.
A las horas, la neonatóloga fue a verla. “Lo primero que dijo fue: ‘se van todos de la habitación’. Y siguió: “Acá sabemos bien quién sos vos, porque somos muy unidos y nos contamos todo, vos sos la que presentó la cartita. Acá no estamos para cumplir los caprichitos de los padres”. Su marido planteó que no se iba a ir y la médica les dijo: “Dame a la nena por las buenas sino te la judicializo y te la saco por la fuerza”, contó.
“Le iba a decir a un juez que yo me negaba a que le hicieran los controles. Y yo no estaba diciendo eso, lo que no quería era que estuviera llorando ahí desnuda. Ella me contestó: ‘los bebés lloran, querida, empezá a acostumbrarte’. Era un guardiacárcel dando órdenes. Yo entré en pánico, empecé a temblar, todo con la beba encima y adelante de mi hijo de dos años, que había ido a conocer a su hermana”, relató
Al rato, el obstetra le dijo que le daban el alta. “Me dijo que en las cesáreas te dejaban internada por la madre y no por la beba y que, por cómo estaban las cosas, era mejor que me fuera. Él tampoco me defendió”, dijo la mujer.
Violencia obstétrica
Cuando le dieron el alta, Agustina decidió hacer una denuncia en la Defensoría del Pueblo de la Nación, que hizo una auditoría y determinó que, efectivamente, había existido violencia obstétrica.
La violencia obstétrica es una de las seis formas de violencia contra la mujer mencionada en la “ley de violencia de género”. Como la Defensoría no tiene poder de sanción, Agustina decidió ir por la vía judicial. Al no poder hacer demanda penal, hizo una presentación por daños y perjuicios contra la prepaga, el obstetra, la neonatóloga y la clínica.
“La violencia obstétrica también es una forma de violencia contra las mujeres. Mi caso es la regla, no es la excepción. La única diferencia es que yo enfrenté al sistema, pedí que se respeten mis derechos y ellos me lo hicieron pagar. El sistema quiere callar a quienes se les rebelan”, dijo la mujer.