
A continuación, reproducimos una nota que nos hicieron llegar vecinos del barrio a nuestra redacción. Se trata de un artículo publicado por el portal Crónica, logrado a partir de la convocatoria de la gente para dar a conocer una problematica que tiene al barrio en vilo: La inseguridad y los constantes delitos que sufre Palermo y sus habitantes.
Una sucesión de asaltos y despojos en la zona delimitada por Paraguay, Juan B. Justo, Nicaragua y Godoy Cruz, puso en estado de alerta a los vecinos, que denuncian la inacción policial y aseguran que los ladrones se esconden en un edificio de una bodega abandonado, que funciona como peligroso asentamiento.
Graciela se puso en contacto con las redes sociales de Crónica para dar a conocer su caso, que se suma a varios más ocurridos en los últimos días. Este martes a las 14, “fuimos agredidas mi hija y yo justo antes de llegar a Juan B. Justo y Nicaragua. Cuatro jóvenes con navaja en mano le sacaron el celular a mi hija y las dos bolsas de compras que habíamos hecho en el shopping Distrito Arcos, que está a pocas cuadras de ahí”.
La denunciante agregó que “luego, los ladrones saltaron el portón de una casa de maderas muy conocida que hay en la cuadra y se dirigieron a un edificio abandonado de unas bodegas, que está detrás de ese lugar. La policía nos dijo que no pueden hacer nada, ni siquiera entrar al lugar a buscar las cosas robadas ni a los delincuentes, que ya hubo dos efectivos heridos. Que hay un amparo judicial por temas políticos porque hay gente viviendo adentro. Pero los que viven ahí son chorros”.
Los vecinos atemorizados
Esta situación tiene en vilo a los vecinos. Arturo contó que “esta parte de Palermo es jodida ya de la época de las Bodegas Giol. Con el Distrito Arcos y el Polo Científico mejoró bastante, pero desde Paraguay a Honduras, tanto en Juan B. Justo como en Godoy Cruz, sobre todo, es tierra de nadie y hay marginales tomando edificios y viviendo en los terrenos ferroviarios. Si no ponen coto a la situación, va a terminar habiendo un crimen y la cosa se va a poner fea”.
La misma Graciela cerró su relato contando una situación que se repite: “encima que nos robaron, nos tuvimos que bancar que en uno de los accesos a ese edificio abandonado, un tipo con su hijo de 7 años se reían diciendo ‘dos más a las que los chicos limpiaron’. Una impunidad total que se debe erradicar, pero parece que a los políticos les importa poco. Que piensen, sus hijos y familiares van a comer y a bailar a este barrio. Acá a tres cuadras estñan varios de los boliches más concurridos de la ciudad. Que nadie escupa para arriba…”.